CAPÍTULO 1
Estoy parada
en el centro de un salón, no hay nadie, está completamente vacío, solo se puede
apreciar las paredes tan blancas que parecen transparentes, se puede respirar
en el aire frío la tranquilidad y la serenidad del lugar, es como si ya hubiera
estado ahí, me resulta tan familiar, el candelabro enorme de cristal que está
encima de mí, las escaleras de cristal, hasta el frío glacial que hace, y lo
extraño es, que el frío no me incomoda, todo lo contrario de hecho, me resulta…
natural y me hace sentir en armonía en cada parte de mi cuerpo.
Entonces veo
que alguien se acerca, es tan solo una mancha lo que alcanzo a apreciar, no sé
quién es pero presiento el peligro, la armonía que tanto sentía va
desapareciendo poco a poco. Trato de dar un paso para atrás pero mis piernas no
me responden, no puedo moverme y esa persona que es tan solo una sombra, se
acerca más y más, su silueta está bañada en una luz cegadora que me lastima la
vista. No puedo verle el rostro, no sé qué pasa conmigo pero no solo me lastima
los ojos, si no también todo mi cuerpo. Me retuerzo de dolor y caigo al suelo,
no puedo correr, no puedo escapar. Prácticamente esa sombra está a unos pasos
de mí y eso me hace entrar en un ataque de pánico, grito con todas mis fuerzas
y les exijo a mis piernas que se levanten, pero no responden.
— ¿Quién
eres y qué es lo que quieres?—pregunto en un grito que hace que se haga un eco
en todo el salón.
No me responde,
solo sigue caminando hacia mí… ahora lo tengo en frente, intento darle una
patada pero mis piernas no pueden moverse. Alza una mano y la acerca a mi
rostro y yo me quedo petrificada viendo su cara. Es un chico, tienes la piel
blanca como la mía, y unos ojos verdes tan hermosos que hipnotizan, pero la luz
que el provee hace que no aprecie las demás facciones de su cara.
Entonces
recuerdo que mis manos si pueden moverse y le suelto un manotazo, cuando entro
en contacto con su piel… me quemo. Suelto un grito desgarrador y reviso para
ver los daños, lo que alcanzo a apreciar es realmente como de una película de
horror. Me falta un pedazo de carne en la parte de mi brazo con la que le golpee,
me quedo horrorizada, lo más extraño es que no hay sangre, más bien hay… agua,
bajo la mirada y veo un charco, es como si me estuviera derritiendo.
Vuelvo a
concentrar mi atención en el chico que ahora parece enojado y dispuesto a atacarme.
Me cubro con mis brazos con la intención de protegerme y cuando se lanza sobre
mí…
Salto de golpe,
estoy empapada en sudor y el corazón me late con demasiada fuerza, estoy
temblando, me reviso el brazo para ver si hay carne faltante, pero no hay nada,
<<Solo ha sido una pesadilla>>,
me digo a mi misma. Bajo la vista a mis sábanas que están hechas todas un nudo
enorme, vuelvo poner mi cabeza sobre la almohada y me acomodo para tratar de
dormir otra vez rezando para que no vuelva a soñar lo mismo de hace un rato.
Cierro mis ojos y entonces escucho un sonido agudo y molesto- mi alarma- golpeo
la almohada y la apago de un golpe.
Me siento al
borde de la cama y bostezo. Empieza otro día aburrido para ir a la aburrida
escuela. Me levanto y camino arrastrando los pies hasta mi closet, abro la
puerta de madera y saco mi uniforme escolar, es una falda negra que me llega
hasta a la mitad de la rodilla, una camisola blanca de botones demasiado holgada
para mi gusto, un suéter de manga larga del mismo color que la falda y una
corbata de rayas negras y blancas. Cuando tengo puesto mi uniforme me pongo de
mala gana la corbata, agarro una dona para sujetarme el cabello y me hago una
coleta encima de la cabeza.
Me acerco al
espejo para observarme y hago mala cara, estoy… como siempre, mi cabello castaño
amarrado, mis ojos cafés parecen estar rojos- se nota que no dormí- y mis
pestañas largas y oscuras están por ningún lado, mi hermana me dice que debería
ponerme un poco de rímel y delineador pero la verdad no me gusta maquillarme,
de hecho, jamás me he maquillado. Doy unos pasos para acercarme más al espejo y
veo que tengo muchas lagañas, me las quito con el dedo índice y respiro hondo.
Tocan la puerta de mi cuarto.
— ¡Alyssa
apúrate si no quieres llegar tarde a la escuela! — grita mi hermana Briana.
— ¡Bajo
en un segundo! — grito para responderle.
— ¡Tú
desayuno se va a enfriar! — dice mi hermana en tono de regaño, suelto un bufido,
agarro mi mochila y salgo para encontrarme con mi hermana que está vestida con un
vestido negro entallado- muy elegante pero a la vez muy provocativo- y un
abrigo del mismo color.
— ¿Vas
a alguna parte Bri? — pregunto y suelto una risíta porque es extraño verla
vestida así.
— Si
así es, tengo una entrevista de trabajo muy importante en una hora — dice muy
seria y empieza a caminar hacia las escaleras con paso firme— y todavía tengo
que ir a dejarte a la escuela, así que agarra tu desayuno y te lo comes en el
camino ¿de acuerdo?
— De
acuerdo —digo sin más.
Mientras bajamos
las escaleras siento una brisa de aire helado, recuerdo el frío glacial que hacía
en el salón de mi sueño… me estremezco al pensar en eso, porque me recuerda al
chico que me derritió la piel.
Veo a mi hermana Bri
bajando las escaleras y oigo el sonido de los tacones cuando da un paso y otro,
¡vaya! hace mucho que no la veía con tacones, me pregunto a mí misma, ¿por qué
no soy como mi hermana?, las dos somos altas y esbeltas, y tenemos el mismo color
de piel, pero ella es muy atractiva, ojos color miel, pestañas rizadas y
largas, pómulos bien definidos, cabello lacio y castaño como el mío, a su edad
de 21 años ya ha tenido 17 novios y yo, bueno… nunca he tenido novio.
Cuando estamos
en la planta de abajo hace mucho más frío, solo tengo puesto el suéter del
uniforme, así que es lo único que me proporciona calor.
— Ve
por tu desayuno a la cocina, está encima de la mesa, te espero en el auto —camina
en dirección hacia la puerta, la abre y desaparece detrás de ella. Suelto un
suspiro y me encamino a la cocina.
Cuando entro
hace aún más frío que afuera, es como si el frío me persiguiera a todos lados,
volteó a la mesa y veo una tostada con mantequilla y azúcar.
— Vaya
Bri, se nota que te esmeraste en el desayuno —suelto una pequeña risa y agarro la tostada que está envuelta en una
servilleta.
Recuerdo que
mi mamá me hacia huevos revueltos y jugo de naranja u otras veces me preparaba
emparedados de diferentes ingredientes, pero desde que murió, ahora mi hermana
me mata de hambre. Salgo de la cocina y me dirijo hacia la puerta.
Abro la puerta
principal y una ráfaga de aire helado me golpea con fuerza, ¿pero qué estará
pasando con el clima hoy?
Entro al auto
y me acomodo en el asiento del copiloto, mi hermana se está viendo en el espejo
mientras se pone lápiz de color carmín, la veo y alzo una ceja, ella me devuelve
la mirada.
— ¿Qué
pasa? —me pregunta mientras guarda su lápiz labial.
— Nada
—digo negando con la cabeza.
— Tu
también deberías empezar a maquillarte Aly —dice mientras enciende el carro— ya
tienes la edad suficiente para hacerlo
— ¿Y
que se me arrugue la piel antes de cumplir 50? —digo levantando una ceja— no
gracias
— No
seas ridícula Aly, solo lo digo porque pensé que probablemente te gustaría
tener algún admirador
— No
tengo prisa Bri, aparte no soy bonita como para interesarle a los chicos —digo encogiéndome
de hombros.
— ¡Ja!
¿qué no eres bonita? Aly debes estar bromeando —dice como si hubiera hecho el comentario más tonto del mundo, levanto una ceja extrañada.
— Es
verdad Bri, no soy bonita ni atractiva como el resto de las chicas
— Alyssa
me sorprende que digas eso, porque tú eres muy bonita —dice con voz tranquila—
solo debes hacer que resalte
No le
respondo, solo me quedo viendo la ventana y como pasa todo tan rápido, le doy
una mordida a la tostada con mantequilla que me hizo Bri. El semáforo se pone
en rojo y el auto se detiene, veo un padre y una madre agarrando de la mano a
su hija al momento de cruzar la calle, pongo mi mano en el vidrio y pasa algo
que no puedo explicar, en un abrir y cerrar de ojos el cristal de la ventana se
empañó, quito la mano rápidamente y me quedo viendo el vidrio empañado, o al
menos parece que así está porque cuando lo toco nuevamente esta helado, tiene
hielo, me quedo viendo la ventana sorprendida, ¿cómo es que se congelo tan
rápido?, creo que el clima está muy frío de verdad.
Intento darle
una mordida a mi tostada pero noto algo extraño, está muy duro y frío que me
lastima los dientes, bajo la vista hacia la tostada y veo que tiene pequeños
cristales de hielo. ¡Está congelado!, frunzo el ceño y envuelvo rápidamente la
tostada congelada en la servilleta y la meto en la bolsa que esta hasta el
frente de mi mochila.
El semáforo se
pone en verde y mi hermana arranca de nuevo, mira su reloj y se le abren los
ojos como platos.
— ¡Maldita
sea! —grita acelerando y haciéndose pasar entre los autos.
— ¿Qué
pasa? — pregunto sorprendida.
— ¡Llego
tarde a mi entrevista! —dice y acelera a fondo, tengo que agarrarme del asiento
para no irme de lado— ¡quítate
estúpido!
En unos dos
minutos ya estamos afuera de la entrada de mi escuela, y como se que Bri lleva
mucha prisa, abro rápidamente la puerta del auto, salgo y la cierro, me despido
con la mano pero, cuando lo hago ya ha arrancando, dejo caer la mano y suelto
un bufido.
Cuando cruzo
la entrada de la escuela, el prefecto hace un gesto con la cabeza para que
entre rápido.
— Llega
tarde señorita Kader —dice muy serio.
— Lo
sé, lo siento el tráfico estaba muy pesado —digo con la misma seriedad que él.
Asiente con la
cabeza y le devuelvo el gesto. Cruzo el pasillo lo más rápido que puedo para
llegar al salón de Historia, el profesor no se va a poner nada contento cuando
vea que llegué tarde. Finalmente llego al salón, toco la puerta y la abro despacio.
Toda la clase
se centra en mí lo cual hace que me ponga roja, y me incomode.
— Buenos
días profesor, ¿puedo pasar? — digo en tono firme.
— A
buena hora señorita Kader —dice el maestro con tono de reproche— entre rápido que
distrae a la clase —creo que si se enojo bastante.
Tomo asiento
en una de las bancas de hasta atrás, siempre me gusta sentarme hasta atrás,
todos los días lo hago. Los más inteligentes se sientan siempre al frente, los
populares en las bancas de en medio, y los problemáticos hasta atrás, no es que
yo sea una chica problemática, no tengo amigos, así que para todos yo soy como “la
rara”, pero no me importa en absoluto.
Estoy consciente
de que el maestro está dando clase pero no estoy concentrada en eso, de hecho
en ninguna clase de hoy me logro concentrar, me quedo pensando en aquel salón
de mi sueño y… en aquel chico, ¿quién era?, y ¿por qué tanto el lugar como ese
chico se me hacían tan familiares?, ¿cómo rayos congelé la tostada y la ventana
con tan solo tocarlos?, a lo mejor no fui yo, a lo mejor fue el clima… y
entonces recuerdo como toqué al chico y la piel se me “derritió”.
Mmm me parece muy interesante y creo que me voy a volver adicta a tu novela ^^ Cuando vas a subir el segundo capítulo??
ResponderEliminarBesitos y sigue así ;)