sábado, 25 de enero de 2014

"La Chica de Hielo" Capítulo 2

Holaa mis queridos lectores pues, aquí está el segundo capítulo de la novela que estoy escribiendo, espero que les guste, y dejen comentarios con su opinión, gracias, besos :*
CAPÍTULO 2
A la salida de la escuela, espero a mi hermana donde siempre pero pasan los minutos y no llega. Me siento en la acera y recargo la cara en mis manos. Después de que pasa más de media hora, saco el móvil y marco el número de mi hermana lo más rápido que puedo.
« ¿Por qué se tardará tanto? » me pregunto mientras llamo a Bri.
  Bueno ¿quién habla? —pregunta Bri al tercer timbrazo en un tono demasiado formal que no reconozco.
   ¿Bri? —pregunto extrañada— ¿eres tú?
   Ah, ¿qué sucede Alyssa? —pregunta volviendo al tono normal de Bri.
   ¿Qué sucede? —pregunto como si me hubiera hecho la pregunta más estúpida del mundo, y lo raro es que si lo es— ¿no se supone que deberías haberme recogido hace media hora de la escuela?
   ¡Por Dios es cierto! —y si… se lo olvidó— perdón Aly pero no voy a poder ir, estoy algo ocupada—dice en tono alegre, se nota que está feliz— vete caminando, ya te sabes el camino a casa.
   Pudiste haberme llamado diciéndomelo—digo molesta— seguramente ahorita ya estaría en casa.
   Lo sé y lo siento pero, se me olvidó—me dice fingiendo estar arrepentida, suelto un suspiro.
   Bien, nos vemos al rato—cuelgo sin esperar a que se despida, porque estoy molesta con ella.
Agarro mi mochila que la había dejado en el suelo, me la cuelgo en el hombro y comienzo a caminar.
Estoy demasiado cansada, llevo caminando casi una hora, jamás pensé que la casa estuviera tan lejos. Sé el camino de la escuela a la casa pero nunca he ocupado ese método, siempre me llevaban y me traían en auto, así que no estoy acostumbrada y el peso de la mochila no ayuda en nada. Camino unas calles más, estoy sin aliento, pero no paro.
Cuando llego a la entrada de la colonia exclamo un sonido triunfal, lo único que quiero es llegar a casa y darme una ducha. Camino en dirección a la casa y siento algo frío que se desliza por mi pierna, me sobresalto y reviso para ver que es. Miro mi pierna y tengo una gota de agua, después veo que cae otra y luego otra más.
Entonces recuerdo mi sueño, cuando me derretía, cuando aquel chico me quemaba. Volteó para ver si está detrás de mí, pero no hay nadie, cuando bajo de nuevo la vista hacia mi pierna, noto algo que hace que saque un suspiro de alivio. Las gotas provienen de mi mochila, de la bolsita donde justamente guardé la tostada que se congeló, « ya se está derritiendo »  me digo a mí misma.
Saco la tostada que ya esta empapada y la tiro en un contenedor de basura que está más adelante, suelto una risita por haber pensado que las gotas eran de algo más, que ridículo si solo fue un sueño.
Llego a la entrada de la casa y saco las llaves para abrir la puerta, cuando entro siento una ráfaga de aire frío y hace que me estremezca. Subo las escaleras y cuando llego a mi cuarto tiro la mochila en el suelo, me quito la corbata que me tiene harta y el suéter, así que me quedo en camisola y en falda. Me dirijo al baño porque quiero darme una ducha, abro el grifo y mientras sale el agua caliente voy por mi toalla y mi bata al cuarto. Regreso al baño donde ya se ha acumulado el vapor, lo que indica que el agua ya está lista. Me desabrocho los botones de la camisola y después me quito la falda, cuando paso la pierna encima de la falda me da una punzada en la pierna lo que hace que haga una mueca.
Cuando me quito toda la ropa entro a la regadera e instantáneamente exclamo un suspiro de alivio, estoy dolorida por tanto caminar que el agua caliente me sienta bien. Agarro la esponja que tengo al lado y le pongo jabón, huele a vainilla, a galletas de vainilla y entonces recuerdo que no he comido, tengo hambre así que me lavo deprisa y me tallo el cuero cabelludo con suavidad. Cierro el grifo y abro la cortina de la regadera, salgo y me envuelvo el pelo mojado con la toalla y me pongo la bata. Salgo del baño y me siento distinta, me siento limpia, nueva y más relajada.
Bajo a la cocina para comer algo, aunque sea unas galletas lo que sea está bien, cuando entro me llega el olor del aceite, me dirijo a la alacena y saco un paquete de galletas, y subo de nuevo a mi cuarto. Cuando entro cierro la puerta detrás de mí, me recuesto en la cama y empiezo a comerme las galletas. Pero de repente cuando estoy a punto de comerme la última galleta, me quedo dormida.

   Aly, ¿Aly? —abro los ojos y hay alguien en frente de mí— Aly soy yo. Bri
   Hola Bri—digo en un susurro— ¿qué tal te fue en tu entrevista? —pregunto mientras me levanto para quedar sentada.
   De eso era lo que te quería hablar—cuando lo dice, se le esboza una sonrisa y creo que ya sé que va a decir— tengo el empleo—no puedo evitar sonreír.
   ¡Felicidades! —la abrazo muy fuerte— te lo mereces Bri.
   Gracias Aly—dice contra mi hombro— pero tengo que decirte algo y no sé si eso te vaya a gustar—me dice y desaparece su sonrisa.
   ¿Qué sucede? —pregunto alarmada— ¿pasa algo malo?
   No creo que sea malo, al menos—hace una pausa y me mira— no para mi
   ¿A qué te refieres con eso?
   Aly, el puesto que gané en la empresa se encuentra en la ciudad, no aquí y eso significa que…—oh no— nos tendremos que mudar—abro los ojo como platos, no respondo, me limito a solo quedarme viéndola.
¿Mudarnos?, ¿mudarnos del lugar donde pasé toda mi infancia?, ¿mudarnos de la casa de mis padres?, ¿mudarnos y… dejar todo atrás?
   ¿Alyssa?, ¿Alyssa estás bien? —no, no lo estoy— Aly responde —dice mientras me sacude.
   Estoy…bien—miento— estoy muy cansada Bri, quiero dormir—digo muy seria.
   Claro Aly—dice y levanta una ceja— podemos hablar de esto mañana, si quieres—asiento con la cabeza— buenas noches Aly—se levanta, me da un beso en la frente y sale de mi cuarto.
Me quedo sentada viendo la pared unos diez minutos, esto es tan extraño, jamás en mi vida me he imaginado una vida afuera de este lugar, y ahora… ¿nos mudamos?
Mi mente tiene mucho que procesar esta noche, así que acomodo mi cama y me meto bajo las sabanas, estoy consciente en que llevo puesta todavía la bata de baño, pero no me importa. Todo da vueltas dentro de mi cabeza, pero después de un rato me quedo completamente dormida.

Estoy en el salón de cristal acostada en el suelo helado, arriba de mi hay un gran techo transparente, muy brillante, muy bello, me siento en casa, siento paz y tranquilidad dentro de mí, y entonces se oye un crujido, un crujido que hace que se me pongan los pelos de punta. Me levanto rápidamente y veo que detrás de una pared de cristal hay alguien, me quedo totalmente inmóvil, es él, es aquel chico que quería matarme. Doy un paso para atrás muy despacio y luego me suelto a correr, volteó para ver si me persigue pero ya no está, devuelvo la vista al frente y ahí está, en frente de mí. Me detengo de golpe y me quedo viéndolo, esta vez ya no tiene y tanta luz como la vez anterior que me encandilaba con tan solo verlo.
Se acerca a mí muy despacio, y yo me quedo totalmente inmóvil, cuando estamos cara a cara, siento su respiración y supongo que él siente la mía, ¿por qué estoy así?, ¿por qué estoy cara a cara con él?, se supone que es peligroso, debería correr, si eso haré. Cuando pasan unos segundos, intento echarme a correr, pero me agarra del brazo con fuerza, y me preparo para lo peor, pero…no me quema, ¿por qué no me quema?, ¿qué es esto?, no importa aprovecharé. Le suelto un puñetazo en el rostro, lanza un grito y me suelta, corro lo más rápido que puedo, entonces me agarra del pie y caigo al suelo, ¿cómo llegó hasta mí tan rápido?, me deslizo por él suelo, me toma por el brazo y me levanta.
Esta vez si me está quemando, me duele mucho, grito de dolor y empiezo a escuchar el sonido de gotas cayendo al suelo, « ¡oh no! » me digo a mí misma.
   ¡Suéltame maldito! —grito pero no me suelta.
Lo que siento esta vez es distinto, quiero matarlo, quiero hacerle daño, quiero que sufra. Con el brazo libre le doy un puñetazo en la cara, me suelta pero no corro si no que lo golpeo más veces y entonces noto que mis golpes tienen otro efecto en él, lo están congelando. Me detengo de golpe, y lo miro, tiene cristales de hielo en la cara. Entonces se para como si nada y camina hacia mí, doy unos cuantos pasos para atrás, y choco con la pared, ya no hay salida, esto es el fin, me matará.
Cada paso que da, veo como se va apagando su flama, y como van cayendo gotas de su cara medio congelada, hasta que todo el hielo se quita por completo. Cuando está en frente mí, cierro los ojos, pero él no me hace daño, se acerca a mi oído y susurra:
   Eres difícil ¿eh? —me estremezo, su voz es varonil y muy provocativa.
   ¿Qué quieres decir? —pregunto frunciendo el ceño.
   Ten cuidado Alyssa—susurra todavía en mi oído.
   ¿Cómo sabes mi nombre? —no puedo verle el rostro todavía, porque la luz que provee no me lo permite, pero puedo notar como esboza una sonrisa de lado.
   Ten cuidado Alyssa Kader

Despierto, estoy jadeando, ¿qué ha sido eso?, ¿tener cuidado de qué?, mi corazón va a mil por hora. Debo tranquilizarme, solo ha sido un sueño, uno muy extraño, pero… ¿por qué siempre está ese chico en mi sueño?, ¿lo conozco?, ¿lo he visto antes?, o acaso ¿es un vecino? No tengo idea y creo que no debería importarme. Salgo de la cama con la adrenalina todavía en mis venas y bajo a la cocina por un poco de agua.
Cuando entro está todo igual, salvo que hay una taza de té en la mesa, Bri debió de habérsela preparado. Agarro un vaso del estante y me sirvo agua, me siento en la mesita y me pongo a pensar en lo que me dijo mi hermana hace un rato. Pienso en cómo sería nuestra vida lejos de este lugar. No tengo amigos, pero dicen que cuando uno tiene amigos, este tipo de cosas son más tristes, no sé si sea cierto pero yo no tengo amigos y me siento realmente fatal. Siento como si me estuvieran quitando un pedazo de mí, algo vital e importante.
Recuerdo en como mi mamá me llevaba a jugar al parque y cuando todos íbamos a comprar helado, son demasiadas cosas, demasiados recuerdos que dejaría atrás. Aunque una parte de mí sabe que esa es una buena opción para empezar de nuevo y dejar todos los sucesos tristes que viví, pero… hay otra parte de mí que se aferra a este lugar y me suplica de rodillas que me quede.
Cuando  voy a dar un trago al agua, noto algo extraño, no sale, y el vaso está demasiado frío. Dirijo la vista hacia el vaso y me quedo paralizada, el vaso y el agua… están… congelados.



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